martes, 2 de febrero de 2016

Enfermería y tecnología.

En estos últimos meses he estado intentando unir dos de mis pasiones, la enfermería y la tecnología. Me parece que vivimos en un mundo en el que todo va muy rápido y que no debemos quedarnos atrás, a veces es muy difícil seguir el ritmo de las innovaciones pero lo que tengo claro es que no quiero ser la típica torpe que no sabe usar alguna de las nuevas herramientas que la evolución tecnológica pone en nuestras manos.
En nuestro nuevo hospital se ha intentado convertir a todas las enfermeras en miembros de la "secta" de la informática, algunas aún resoplan por los pasillos mientras echan de menos el papel de calco. Esta mala adaptación no tiene que ver con la edad pero sí con las ganas y con la inquietud. Las personas en general estamos más cómodos con aquello que conocemos y más aún si estamos hablando de un entorno hospitalario donde la motivación por parte del propio sistema brilla por su ausencia. Lo importante es el paciente, eso sin duda, pero está claro que hay algunos avances que puede dejarnos más tiempo para el cuidado del enfermo y le pueden restar minutos al tedioso papeleo. El problema viene cuando la herramienta se convierte en un fin en lugar de en un medio y nos entorpece en el arte de cuidar.

En el caso de mi hospital puedo decir que las personas que elaboran el sistema informático que manejamos nunca han tenido una mañana en la que hay que pinchar a tres pacientes, uno de ellos tiene un crisis, en la habitación del fondo, hay que sedar a una enferma, hay que cambiar una sonda vesical, recolocar una sonda nasogástrica, poner la medicación de once pacientes, curar una nefrostomía, dos vías centrales, aspirar a una enferma que se ha atragantado en el desayuno, valorar una úlcera en el sacro e ir al otro extremo del pasillo a pedir al médico que te prescriba (gracias al famoso real decreto) una cura con colagenasa (ojo a la cara de sorpresa del médico), atender al teléfono y anotar las ayunas de dos enfermos, hacer dos altas de enfermería y finalmente sentarse o agacharse a cubrir los interminables formularios que aquellas que están sentadas en los despachos valoran para dar a tu planta la Q de calidad. ¡Es inaudito!
Por mi parte quiero que la tecnología esté a mi servicio y que además me entretenga en parte de mi tiempo libre y como habeis visto, estoy haciendo cosillas en la radio. Hago las grabaciones y les pongo música que me gusta y gracias a un amigo salen en una pequeña emisora local. Me apetece que lo que hago sea útil y que lo poco que yo haya aprendido (y lo que me queda por aprender) esté al servicio de la población y sería muy mezquino por nuestra parte rechazar los ordenadores, las app o internet para lograr que nuestro trabajo brille un poco más.
Esto va dirigido a quien manda, a las cabezas pensantes. No nos obliguen a ser esclavos de la innovación, dennos facilidades no obstáculos. Los enfermos se lo agradecerán también.