sábado, 24 de mayo de 2014

Conciliando...

- ¿Puedes venir a mi cumple el día 8 de junio?
- Espera que miro de qué trabajo...
-¿Puedes venir a la fiesta del 15 de agosto?
- Espera que miro de qué trabajo...
-¿Quieres casarte conmigo?
- Espera que miro de qué trabajo, ups perdón. Si quieroooooooo.
Esto es un ejemplo de algunas conversaciones que siempre hemos tenido en algún momento, teniendo en cuenta que tengamos la suerte de encontrar a alguien que nos pida en matrimonio entre tantas noches, mañanas, tardes, fines de semana ocupados y festivos en los que tenemos que dejar a medias una comida familiar para llegar a tiempo al hospital.
La vida de la enfermera está muy influida por los turnos. Esto nos convierte en unos seres extraños que sacamos la planilla en cualquier conversación y ante la planificación de cualquier evento. Vivimos felices en nuestro mundo en el que un miercoles por la tarde empieza nuestro hipotético viernes o vivimos infelices cuando hay que ir a trabajar un domingo por la mañana y por lo tanto la vida social se ve alterada. Buscamos quien quiera ir con nosotras al cine un martes por la tarde, porque nosotras descansamos y algún jueves estamos con la cara descompuesta porque nos hemos acostado a las nueve de la mañana y hemos dormido 5 horas, siempre y cuando no le de por sonar al teléfono o al timbre de la puerta.
Otra conversación muy habitual es la de nuestros familiares, amigos o pareja que continuamente nos pregunta nuestro turno y cuando parece que por fin lo ha asimilado casi con miedo a nuestros resoplidos timidamente preguntan... ¿Mañana... de qué trabajabas? Nosotras tras una mueca de resignación decimos, de tardes... ¿no te lo dije ayer ya?
Usamos expresiones tales como "estoy saliente de noches", "tengo un turno de 2-2-1", "voy a irme a Ibiza porque mi compi me junta las noches", "voy a pedir un día de libre disposición", "hoy voy de noches", etc...
Y cuando tenemos la suerte de tener planilla, cuadrante, chuleta...somos unas enfermeras felices, casi unas privilegiadas, porque todas hemos vivido y quizás nos toque vivir eso de recibir el turno el jueves para saber de qué trabajas el resto de la semana, con lo cual hasta pedir cita con el dentista se convierte en un acto heroico. Es injusto que esto se pueda hacer en nuestros centros de trabajo, la vida se convierte en aquello que te permite la señora que hace tu planilla, eso cuando no te llaman por teléfono para hacerte mil modificaciones a las que te da vergüenza negarte y tienes que cambiar la cita con el dentista porque "te han cambiado el turno".
Admiro a las enfermeras que con este caos de vida pueden criar a sus hijos, hacer la comida, ir al gimnasio y sacar al perro. Desde mi humilde blog un aplauso para ellas. Yo debo ser un poco lenta de reflejos porque me falta tiempo, será cuestión de organizarse... Estoy acostumbrada a un perfecto desorden que se ha convertido en mi forma de vida y que para mí es más entretenido que aquellos grises oficinistas que siempre trabajan de ocho a tres. Estas palabras caerán sobre mí cuando tenga unos añitos más, el insomnio se apodere de mís noches y haya desestructurado mi sueño, soy consciente de ello. Pero de momento soy feliz en mi caos.

Estos días estamos todas un poco alteradas, cerraremos nuestra planta de neurología el día 30 de mayo y a la pena por finalizar una etapa se le unen las incógnitas del qué pasará a partir de ahora. Aún desconocemos nuestro futuro, no sabemos quiénes será nuestras compañeras de trabajo y nuestra planilla luce ahora huecos en blanco. No podemos sacar la "chuleta" en la planificación de los eventos veraniegos y eso nos tiene un poco confundidas.
Los cambios suelen ser difíciles para todos los seres humanos en todas las facetas de sus vidas. Somos animales de costumbres y la repetición de las mismas nos dan una cierta seguridad. Ya desde pequeños necesitamos saber que a la una se come, hay que bañarse a las ocho y hay que estar en la cama a las diez porque mañana mamá nos despertará para ir a la escuela a las nueve. Ya de adultos seguimos necesitando este esquema para poder saber qué nos depara el día a día. La vida ya se ocupa de sorprendernos, a veces de un modo positivo a veces negativamente. Por eso estamos deseando rellenar los huecos en blanco y poder sacar la planilla en esas reuniones en las que te miran como el bicho raro que nunca va a la par de los demás en temas de ocio.
¿ Será un T13? ¿Será un T8? Me estoy frotando las manos porque gracias a las nuevas tecnologías he descubierto una aplicación que va a revolucionar mi existencia, se llama "Mi planilla". ¡¡¡¡¡¡¡Puedo llevar en el móvil mi turno!!!!!!! Qué ganas de que los jefes se animen a darnos el bendito papel con el organigrama para poder estrenar esta maravillosa app y meter la secuencia para que así mi madre pueda ya empezar a preguntarme de qué trabajo en nochebuena.
Os iré informando de lo que pase, mientras tanto seguiré siendo una enfermera alterada, sin orden ni concierto, y creedme no es fácil tener cerca a una enfermera alterada. Paciencia.
 

jueves, 15 de mayo de 2014

Presentaciones

Hola! Bienvenidos a mi cibercasa. Estoy emocionada ante este reto que se inicia hoy. Un blog de enfermería en el que poder compartir mis experiencias y mi forma de ver la vida (que está muy influida por mi profesión). Espero poder sonreir mientras lo escribo y que aquellos que me lean también disfruten.
La intención del blog es pasármelo bien, si de paso alguien decide leerme pues mejor aún y si además comparte sus opiniones conmigo ya podré hacer una fiesta donde brindaré con primperán y motilium.
Creo que hoy en día tenemos la suerte de poder usar las redes sociales para algo que ponga en primer plano aquello que nos apasione, ya sea moda, música, literatura o como es mi caso la enfermería. Así, nuestros amigos podrán descubrir qué hacemos estos seres vestidos de blanco que tiramos por carros cargados de cacharros y se acerquen un poco a este loco mundo que es el de "cuidar en la salud, en la enfermedad y en la muerte".
Este es mi blog, blog esta es la gente que me lee, así que ya que os conoceis podeis ir a tomar un café. Continúo presentándome a mí misma, yo no tomo café. Esto es raro para una enfermera pero yo resisto los turnos de noche con agua del grifo y alguna cocacola. El resto de los rasgos que me definen sí creo que son bastante cercanos a los que yo considero que debe tener una profesional sanitaria (al menos quiero creerlo). Soy sensible al dolor y al sufrimiento, tengo mala leche (esto creo que es esencial para que te hagan caso), aunque sea insegura en mi vida diaria en el hospital trasmito o intento trasmitir seguridad a mis pacientes ya que creo que eso es parte esencial en la relación de ayuda que debemos establecer. Me gusta conocer a los que me rodean y en especial me gusta observar a las personas, creo que nos debe gustar la gente, es nuestra materia prima.
Soy enfermera dentro y fuera de mi puesto de trabajo y aunque tengo la suerte de olvidarme de los casos en cuanto salgo por la puerta del hospital creo que ser enfermera en una forma de ser, de ver y de vivir la vida. Cuando era pequeña pinchaba a los muñecos con el compás, los cuidaba cuando alguna infección les afectaba las amígdalas de plástico y les ponía el termómetro (también llamado lápiz en mi mundo infantil). Tuve un pequeño desliz cuando creí que iba a ser veterinaria pero se me quitó la idea de la cabeza cuando vi en el pueblo de mi abuela como había que meter la mano en la boca de las vacas o en otros orificios más intimos. Así que no había dudas, la niña iba para enfermera o al menos su vocación era la de cuidar. Esa soy yo, una mujer que se preocupa por los que le rodean y que cree que tiene como misión hacer que estén un poco mejor. Esto a veces desgasta pero una lo lleva dentro, es innato, por eso digo que soy enfermera fuera y dentro del trabajo.

Terminé mi carrera en el año 2000, por tanto ya son casi 14 años de profesión. He trabajado en tres hospitales diferentes (si contamos con las prácticas) y en tres comunidades diferentes. Como todas las compañeras he rotado por múltiples servicios y me defino a mí misma como "enfermera rasa", huyo de los servicios especiales como urgencias, UVI o quirófanos y me encanta trabajar en plantas de hospitalización. Ahí es donde yo me siento más cómoda
La idea de hacer este blog lleva rondando por mi cabeza mucho tiempo y esta vez me he animado porque estoy a punto de vivir una situación única en el desarrollo de mi actividad. Tengo la suerte de poder vivir desde dentro la inauguración de un hospital nuevo y el cierre histórico de otro que lleva abierto desde 1961. Esto va a suponer un giro total en la forma de trabajar y va a suponer más de una situación difícil. Aún no se si seguiré en el mismo servicio de ahora, se avecinan muchos cambios. De momento soy enfermera de neurología desde hace 5 años, espero continuar y si no es así veremos lo que el destino nos depara.
El blog de una enfermera en evolución está en marcha. YUPIIII!!!!