viernes, 20 de junio de 2014

La primera semana en el nuevo hospital

Los primeros días han sido muy difíciles. Tengo sentimientos encontrados, ilusión contra decepción, orgullo contra ingratitud, tranquilidad contra nerviosismo... y así podría seguir durante unas cuantas lineas ya que los sentimientos positivos se afectan con los negativos subiéndome en una montaña rusa que me recuerda a los primeros días en los que me puse frente a un paciente hace ya unos 13 años. Los cambios nos hacen estar alerta y nos hacen evolucionar, es complicado cambiar hábitos adquiridos durante años y todos esperábamos que fuera difícil enfrentarnos a un forma nueva de trabajar en la que los papeles iban a dejar paso a un sistema completamente informatizado e incluso robotizado, pasamos de un plumazo de los años setenta al año dosmilcatorce.

 Yo personalmente no esperaba que me resultara tan complicado como me está siendo. Veo a compañeras sobrepasadas por la situación pero también veo con orgullo (y aquí está la otra cara de la moneda) cómo los profesionales sabemos priorizar y dar el papel protagonista de esta complicada circunstancia a los pacientes. Tenemos muy claro que trabajamos con personas y no con máquinas y estamos sabiendo dejar de lado los problemas técnicos para pelear con uñas y dientes contra la marea de problemas y lograr la confortabilidad de nuestros usuarios (estos días más que nunca, pacientes). Destaco así el orgullo que siento de formar parte de la profesión ya que las compañeras que me rodean está preocupadas por sus pacientes, luchan por tener a tiempo la medicación, no dejan que nadie tenga dolor y que nadie espere más de la cuenta por nada. La complejidad del asunto se plantea cuando lo que es para nosotros "trabajo" es para los que están al otro lado su salud y todos sabemos que no hay nada en este mundo más importante que la salud de uno mismo y de sus seres queridos. Conocer esto implica un peso sobre los hombros de los profesionales sanitarios que no perdemos de vista este dato pero que a veces tenemos que luchar contra un entramado complejísimo de profesionales, médicos, celadores,limpiadoras,farmaceúticos,dietistas,técnicos,auxiliares de enfermería,pinches de cocina,familiares,personal de seguridad,coordinadores de enfermería,telefonistas,administrativos,cocineras y ahora más que nunca informáticos... Algunos de estos sectores no trabajan cara a cara con los enfermermos y auque no es mi intención desdeñar su labor sí que reconozco que su papel es siempre un poco más relajado que aquellos que tienen que enfrentar las necesidades de los enfermermos y de sus familiares. Como seres humanos que somos no somos perfectos por tanto que este gigante llamado hospital funcione a la perfección es algo francamente complicado.
Estoy ilusionada con que estos problemas se vayan solucionando y podamos sacar partido al avance que supone tener en nuestras manos una tecnología tan puntera como la que tenemos, pero de momento esta ilusión está empañada con la frustación de quien no puede hacer nada más que atender a sus pacientes como siempre, teniendo en cuenta las prioridades y procurando cubrirlas aunque esto signifique darse de bruces con una realidad que está entorpeciendo el desempeño de nuestras labores.
Esto está siendo más que una mudanza en la que las cajas están aún por desempaquetar, está siendo una mudanza de siglo, una crisis, de la que vamos a salir con fuerzas tirando de nuestros nuevos carritos con pantalla.Vamos a sacar adelante este reto. VAMOS!!!!!!!

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