jueves, 28 de mayo de 2015

Las noches

La vida de las enfermeras no se divide en semanas, se divide en ciclos en los que, a los viernes se les llama "salientes de noche", los lunes son la primera mañana y los domingos puedes coincidir en un martes. En los ciclos solemos hacer habitualmente entre 4 y 7 noches mensuales, por tanto las enfermeras (y todos aquellos profesionales que trabajan por la noche) sufren entre 4 y 7 días de "pseudodepresión" en los que todos los que nos rodean nos reconocen insoportables y nosotras mismas nos sentimos insoportables (pero no nos atrevemos a reconocerlo en voz alta).
Los síntomas de lo que vengo llamando "depresión prenoches" son variados y el desánimo es común durante ese día en el que sabes que cuando tu cuerpo te pide meterte en la cama tus piernas deben dirigirse hacia el lugar de trabajo. No tengo datos contrastados pero la experiencia y la observación me llevan a determinar que no voy muy desencaminada cuando hablo de "depresión". Esa mañana te levantas con una vitalidad bajo mínimos, comes a unas horas más raras de lo normal, no te apetece hacer nada en todo el día más que estar en casa, en el sofá y en silencio. Una amplia mayoría de enfermeras no se arreglan para ir a trabajar de noche, el chándal es la prenda estrella para hacer que la transición entre el pijama de casa y el del hospital (y viceversa) sea menos traumático. Necesitamos bebidas energéticas (café o cocacola), muchas compañeras abusan de las chucherías durante el turno de noche y  recuerdo que cuando se permitía fumar, las compañeras fumadoras eran volcanes en erupción.
 El momento de coger el cambio de turno una empieza a despertar de un letargo que ha durado todo el día y asume que la noche ha empezado y que no hay más remedio que trabajar. El cambio de humor es instantáneo, es como un click. Una enfermera se cambia de ropa y click la depresión desaparece, ¿estamos locas o no?

La noche es tal vez el turno más divertido, además del más duro, y es en esas horas intempestivas en las que suceden los eventos más surrealistas. Pacientes que se levantan con el camisón amarrado con un cinturón de cuero, el pañal en las rodillas y el culo al aire buscando la cocina de casa. Pacientes que tocan al timbre y preguntan la hora continuamente. Pacientes que "son" la presidenta de la comunidad europea y que decide vestirse de calle y hacer la maleta para irse. Pacientes que te cuentan que por la mañana les llevaron a Londres a hacerse un TAC "¡Y vaya rápido que se llega a Londres en el ascensor". Pacientes de 90 años que llaman a mamá durante horas (es tierno saber como a las puertas de la muerte una persona con 90 años sigue llamando a mamá). Hay otros que se sienten poseidos por fuerzas sobrehumanas y cuando por la mañana tenían una hemiplejia total por la noche saltan las barandillas de la cama y aparecen en mitad de la habitación. Otros orinan en la botella de beber (no me explico la puntería).
En fin, somos bastante necesarias durante todo el día pero la noche es especialmente delicada para los enfermos. Necesitan de nuestro "arte de cuidar" más que en cualquier otro momento así que ánimo a las que tengan turno de noches ¡Hay que vencer esa depresión! Se nota que hoy he estado de mañanas, ¿eh?

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